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Guerra económica: China responde a la desinformación de EE. UU. sobre sus empresas

Los políticos estadounidenses han adoptado una postura defensiva, insistiendo en que sus empresas son superiores y acusando a las compañías chinas de estar destruyendo las economías de diversos países, como México. Desde la administración de Donald Trump hasta varios de sus aliados políticos, se ha lanzado una ofensiva contra China que, aunque comenzó como una guerra económica, ha trascendido a las redes sociales y los medios de comunicación.

El gobierno de Trump se ha caracterizado por mantener una postura beligerante no solo contra China, sino contra múltiples naciones. Ha argumentado que Estados Unidos ha invertido enormes sumas de dinero en proyectos, campañas y conflictos fuera de sus fronteras sin recibir beneficios a cambio. Entre sus ataques más destacados, Trump ha afirmado que el Canal de Panamá está siendo controlado por los chinos, una declaración que ha generado controversia.

En respuesta a estas críticas, diversas voces han salido a contrarrestar los señalamientos. Una de ellas es la embajada china en México, que a través de la red social X, ha declarado: “Estados Unidos, con prácticas hegemónicas como los llamados ‘arancel recíproco’, ‘arancel de fentanilo’ y ‘arancel de autos’, está dañando las industrias mexicanas y menoscabando sus intereses soberanos”. Además, hicieron un llamado contundente: “¡Es momento de desenmascarar las mentiras del norte y apoyar las industrias locales!”.

 

 

Resulta sorprendente que Trump haya sugerido que reducirá su guerra comercial con China si logra concretar la venta de TikTok a una empresa estadounidense. Sin embargo, también ha dirigido sus críticas hacia la inteligencia artificial china, alegando que supera a la desarrollada por figuras como Elon Musk.

Esta escalada refleja una confrontación descontrolada, marcada por una notable falta de diplomacia y habilidades de relaciones públicas entre los actores políticos involucrados. En lugar de buscar acuerdos económicos que eviten una crisis, prefieren mantener la tensión, lo que podría derivar en una “bola de nieve” con graves consecuencias no sólo mediáticas, sino también económicas, que a nadie beneficiarían.

Durante su mandato, el gobierno de Trump incluyó a más de 50 empresas chinas en una lista de compañías sujetas a restricciones para acceder a productos tecnológicos y bienes relacionados con la inteligencia artificial de Estados Unidos, argumentando preocupaciones de seguridad nacional. Trump percibe a China como un formidable rival económico y la responsabiliza también por la entrada de fentanilo a su país, utilizando este tema como pretexto para intensificar el conflicto.

Las medidas de EE. UU., como los aranceles propuestos, han impactado negativamente a varias empresas de automóviles y tecnología, provocando fuertes caídas en sus operaciones. Por su parte, China muestra confianza en su economía y en la solidez de su gobierno, sin sentirse tan amenazada como Trump desearía.