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“Dada la escasez de recursos, publicidad y varias restricciones, ¿podrían las campañas para el Poder Judicial enfrentar una alta abstención?”

Con todas estas limitantes, es muy probable que estas elecciones suenen a fuerte abstención por parte del electorado disponible para votar. Si le sumas que muchas de las personas piensan que solo los abogados pueden votar, pues le suma una limitante más.

Las campañas comunes que todos conocemos no siempre llegan a persuadir a todos, así que estas elecciones para jueces y magistrados tendrán un fuerte compromiso para poder llegar a los votantes.

Así que es muy probable que las campañas para la elección al Poder Judicial enfrenten una fuerte abstención debido a la falta de marketing, los recursos limitados y las múltiples restricciones impuestas a los candidatos. Varios factores respaldan esta posibilidad:

Primero, las limitaciones en los canales de promoción —como la prohibición de usar publicidad en radio, televisión o espectaculares, y la restricción a redes sociales y materiales impresos reciclables— reducen significativamente la visibilidad de los aspirantes. En un contexto donde hay más de 3,400 candidatos compitiendo por cientos de cargos, la mayoría de los ciudadanos no tendrán información suficiente para identificarlos o conocer sus propuestas, lo que puede desincentivar la participación.

Por suerte estamos en una época donde las redes sociales pueden darles un sustento para poder darle publicidad a su candidatura. Días antes de comenzar las campañas ya vimos a muchos que instalaban varias redes como Instagram, Facebook, Tik Tok y X, por ejemplo. Ya dentro del arranque de las campañas, muchos subieron imágenes diseñadas y videos anunciando quienes son y promocionándose para el cargo.

 

Segundo, la falta de recursos económicos agrava esta situación. Los candidatos dependen exclusivamente de sus fondos personales, con topes de gasto bajos (por ejemplo, alrededor de 3,672 pesos diarios), lo que limita su capacidad para llegar a un electorado amplio. En comparación con elecciones tradicionales, donde los partidos y el financiamiento público juegan un papel clave, está austeridad podría traducirse en campañas poco efectivas y desconexión con los votantes.

Tercero, la complejidad del proceso electoral judicial, como boletas extensas y la falta de herramientas como un Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) o conteo rápido, podría generar confusión y desconfianza. Si los ciudadanos perciben que el proceso es opaco o que su voto no tendrá un impacto claro, es más probable que opten por no participar.

 

Finalmente, el desinterés histórico en elecciones no ejecutivas o legislativas, combinado con la novedad de este ejercicio y la falta de campañas masivas de información por parte de las autoridades, podría reforzar la apatía. En México, las elecciones intermedias ya suelen tener tasas de abstención altas (por ejemplo, 52% en 2015), y este escenario, con aún menos difusión, podría resultar en una participación aún menor.

En resumen, sin estrategias efectivas de marketing, recursos adecuados ni un marco que facilite el acceso a la información, la abstención podría ser un resultado dominante en estas elecciones judiciales, afectando su legitimidad y representatividad.

Muchos pensaran que solo mediante las redes sociales lograran que la gente les vote, pero el toque humano será relevante para poder posicionarse y hacer lo que en toda campaña se hace, y es ir de casa en casa y saludar a la gente por las calles, además de organizar reuniones para levantar su candidatura. Saludar con un buen mensaje que en segundos logren persuadir a votar.