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“El Chocolate del Bienestar: Entre el Sabor y la Crítica”

El Chocolate del Bienestar es un producto lanzado por el gobierno de México bajo la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, como parte de una iniciativa para promover el consumo de cacao 100% mexicano y apoyar a los agricultores locales. Este chocolate se elabora con cacao comprado directamente a productores mexicanos, eliminando intermediarios, y se comercializa a través de las Tiendas del Bienestar, que antes eran conocidas como Tiendas Diconsa.
El programa está gestionado por la Secretaría del Bienestar, a cargo de María Luisa Albores, y forma parte de una estrategia más amplia que incluye otros productos como maíz, café y miel, bajo la entidad “Alimentación para el Bienestar” (resultado de la fusión de Segalmex y Diconsa). El objetivo es ofrecer un producto de calidad a precios accesibles para los consumidores, mientras se garantiza un pago justo a los productores.
¿Dónde comprar?
El Chocolate del Bienestar se vende exclusivamente en las Tiendas del Bienestar, presentes en todo el país, con más de 24,000 sucursales fijas y algunas móviles, según datos recientes. Estas tiendas están diseñadas para distribuir productos básicos a comunidades, especialmente en zonas rurales y marginadas. Para encontrar una cerca de ti, puedes buscar en línea “Tienda del Bienestar cerca de mí” o consultar directorios oficiales del gobierno. Está disponible en tres presentaciones: de mesa, en barra tipo golosina y en polvo, aunque los precios exactos no se han especificado, se promete que serán “accesibles”.
¿Por qué hay debate?
El debate alrededor del Chocolate del Bienestar surge por varias razones:
  1. Contradicción con políticas de salud: Aunque el gobierno promueve una alimentación saludable y ha prohibido la venta de comida “chatarra” en escuelas, el Chocolate del Bienestar lleva sellos de advertencia en su empaque por exceso de azúcar, calorías y grasas saturadas. Esto ha generado críticas sobre la coherencia del mensaje oficial, ya que Sheinbaum ha defendido el producto afirmando que es “más saludable que muchos otros” chocolates industrializados debido a su mayor contenido de cacao, pero los sellos sugieren que no es una opción completamente saludable.
  2. Calidad y percepción: Algunos cuestionan si el producto, al ser de bajo costo, competirá en calidad con marcas establecidas, mientras otros lo ven como una oportunidad de consumo ético y apoyo al campo mexicano. No hay estudios independientes recientes (hasta abril de 2025) que evalúen su impacto nutricional, lo que alimenta la incertidumbre.
  3. Política y simbolismo: Para algunos, es una “ocurrencia” más del gobierno, similar a otros proyectos con la etiqueta “Bienestar” (como Gas Bienestar o Farmacias del Bienestar), lo que genera escepticismo sobre su viabilidad económica y acusaciones de populismo. Otros lo celebran como un paso hacia la soberanía alimentaria y el comercio justo.
En resumen, el Chocolate del Bienestar busca ser un puente entre productores y consumidores, pero su perfil nutricional y la estrategia gubernamental detrás de él han polarizado opiniones, convirtiéndolo en un tema de discusión pública.