En el Reino Unido, Lucy Connolly, una madre británica, enfrenta una condena de 31 meses de prisión tras un comentario publicado en X que desató polémica. Su mensaje, escrito tras el brutal asesinato de tres niñas en Southport el 29 de julio de 2024 a manos de Axel Rudakubana, un joven de origen ruandés nacido en Gales, pedía “deportación masiva” y sugería quemar hoteles con inmigrantes, además de arremeter contra el gobierno. Aunque eliminó la publicación en menos de cuatro horas, las autoridades la detuvieron por incitación al odio racial y al desorden público, negándole la libertad bajo fianza. Ahora, Connolly permanecerá encarcelada hasta después del tercer cumpleaños de su hija.
El caso se enmarca en un clima de tensión tras el ataque de Southport, que provocó disturbios avivados por rumores falsos en redes sociales sobre la identidad del atacante. Las leyes británicas, como la Ley de Orden Público de 1986 y la reciente Ley de Seguridad en Línea, respaldan la actuación policial, que bajo el gobierno de Keir Starmer buscó frenar la escalada de violencia. Sin embargo, la severidad de la pena ha reavivado el debate sobre la libertad de expresión en el país, con críticos como JD Vance señalando una supuesta represión del discurso en línea.
Mientras algunos ven en esto una medida necesaria contra el odio, otros cuestionan si el castigo es proporcional, especialmente al compararlo con sentencias más leves en casos de delitos graves.
El arresto y condena de Connolly reflejan la delgada línea entre la seguridad pública y los derechos individuales en el Reino Unido, un tema que sigue dividiendo opiniones y resonando más allá de sus fronteras.
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