Jack Dorsey, cofundador de Twitter (ahora X) y Square (actualmente Block), desató un intenso debate sobre propiedad intelectual con un breve mensaje en el que afirmó: “eliminen toda la ley de propiedad intelectual”. Elon Musk, propietario de X, respaldó rápidamente la idea con un “estoy de acuerdo”.
No está claro qué motivó estas declaraciones, pero coinciden con un contexto en el que empresas de inteligencia artificial, como OpenAI (cofundada por Musk, con quien ahora compite y enfrenta en tribunales), son objeto de múltiples demandas por supuestas violaciones de derechos de autor en el entrenamiento de sus modelos.
El inversor tecnológico Chris Messina apoyó a Dorsey, sugiriendo que las leyes de propiedad intelectual podrían convertirse en un mecanismo opresivo, comparándolas con “multas automatizadas” que perjudicarían a los creadores, similar a sanciones desproporcionadas del pasado. Sin embargo, otros criticaron la postura de Dorsey y Musk. Ed Newton-Rex, de la organización Fairly Trained, que certifica prácticas éticas en IA, calificó el intercambio como una “guerra total” de ejecutivos tecnológicos contra creadores que buscan proteger su trabajo. El escritor Lincoln Michel fue más allá, afirmando que las empresas de Dorsey y Musk no existirían sin las leyes de propiedad intelectual y acusándolos de despreciar a los artistas.
Dorsey defendió su posición en respuestas posteriores, argumentando que existen “modelos mucho mejores” para compensar a los creadores y que el sistema actual les quita demasiado mientras favorece a intermediarios que solo buscan rentas.
Respondiendo a Nicole Shanahan, abogada y excompañera política de Robert F. Kennedy Jr., quien afirmó que la propiedad intelectual es crucial para distinguir creaciones humanas de las de IA, Dorsey insistió en que la creatividad es lo que marca la diferencia, pero que las leyes actuales la restringen y concentran los beneficios en manos de “guardianes” que no pagan justamente.
La postura de Musk es consistente con sus declaraciones previas, como cuando calificó las patentes como “para los débiles” en una charla con Jay Leno o cuando Tesla prometió no hacer valer sus patentes contra quienes las usaran de buena fe, aunque luego la empresa entabló demandas relacionadas. Dorsey, por su parte, ha mostrado interés en modelos abiertos, como su apoyo inicial a Bluesky, aunque se distanció del proyecto tras diferencias, que según la CEO de Bluesky, Jay Graber, liberaron a la plataforma de parecer un experimento de multimillonarios.
El debate no es solo teórico: con Musk integrado a la administración Trump, impulsando recortes a través de su Departamento de Eficiencia Gubernamental —inspirado en un meme tecnológico—, las ideas surgidas en plataformas como X pueden influir más directamente en políticas públicas que antes.
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