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TelevisaLeaks: El escándalo que Carmen Aristegui destapó, pero México ignoró

Carmen Aristegui, una de las periodistas más reconocidas de México, ha sacudido nuevamente el panorama mediático con la publicación de los TelevisaLeaks, una investigación basada en una filtración masiva de más de 5 terabytes de datos que revela la existencia de un grupo clandestino dentro de Televisa, conocido como “Palomar”.

-Este equipo, según los reportajes de Aristegui Noticias, se dedicaba a fabricar noticias falsas, manipular información y orquestar campañas de desprestigio contra figuras públicas, empresarios y medios críticos, incluyendo a la propia Aristegui. Sin embargo, a pesar de la magnitud del escándalo, la resonancia de los TelevisaLeaks en los medios tradicionales y en las esferas de poder ha sido limitada, lo que ha generado frustración en la periodista. Pero, ¿por qué no ha tenido el impacto esperado si la información es tan grave? Aquí un análisis con sustento.

Los TelevisaLeaks y su contenido explosivo

La investigación, publicada a finales de abril de 2025, detalla cómo el grupo “Palomar”, liderado por Javier Tejado Dondé, operaba desde las oficinas de Televisa en Chapultepec para manipular la opinión pública. Entre las revelaciones destacan:

Campañas contra críticos: Aristegui y su medio fueron blancos de ataques sistemáticos, con más de 450 archivos dedicados a desacreditarla, incluyendo la fabricación de chats falsos y videos manipulados. Por ejemplo, se creó un video falso que sugería que Aristegui alertó a un exfuncionario sobre una supuesta ficha roja de Interpol.

Apoyo a figuras políticas: El grupo impulsó la imagen de Arturo Zaldívar, exministro de la Suprema Corte, y atacó a rivales como Carlos Slim, Norma Piña y Ricardo Salinas Pliego.

Fabricación de denuncias: Se documentaron casos como la creación de acusaciones falsas de abuso sexual infantil-eye view for a minor, used to attack a magistrate in a judicial dispute.

Red de bots y desinformación: La empresa Metrics to Index, vinculada a Televisa, operaba una red de 500 cuentas “humanizadas” y 300 incubadoras con millones de seguidores para viralizar contenido falso.

Aristegui calificó el caso como un “escándalo monumental” que debería haber generado una reacción masiva en los medios y el gobierno, pero la respuesta fue tibia. En su programa, expresó su incredulidad: “¿Se les pasó o sí la vieron [la investigación] y prefirieron no decir nada?”, cuestionando el silencio de las autoridades y la prensa tradicional.

¿Por qué no resonó como se esperaba?

A pesar de la gravedad de las acusaciones, varios factores explican la falta de eco de los TelevisaLeaks:

Saturación y desconfianza en los medios: La sociedad mexicana está acostumbrada a escándalos de corrupción y manipulación mediática. Como bien señalas, “es algo que ya la gente lo sabía”. La percepción de que los medios tradicionales están alineados con el poder es generalizada, y las revelaciones de Aristegui, aunque documentadas, no sorprenden a un público desencantado. Estudios como el Edelman Trust Barometer (2024) muestran que solo el 43% de los mexicanos confía en los medios, lo que limita el impacto de investigaciones periodísticas.

Silencio de los medios tradicionales: Aristegui denunció un “silencio estruendoso” de los principales medios mexicanos, que apenas cubrieron el caso. Esto puede deberse a la influencia de Televisa en el ecosistema mediático, donde controla una parte significativa del mercado publicitario y mantiene relaciones de “compadrazgo” con otros medios. Algunos columnistas independientes abordaron el tema, pero las portadas de los grandes diarios lo ignoraron.

Falta de acción gubernamental: El gobierno de Claudia Sheinbaum no ha emitido pronunciamientos oficiales sobre los TelevisaLeaks. Esto podría reflejar una postura cautelosa ante un tema que involucra a una empresa poderosa como Televisa, especialmente en un contexto donde el gobierno busca mantener estabilidad política. Aristegui sugirió que el monitoreo de medios, financiado con recursos públicos, debería haber detectado el caso, pero la falta de respuesta oficial refuerza la percepción de complicidad o indiferencia.

Concentración en redes sociales: Aunque los TelevisaLeaks generaron debate en plataformas como X, YouTube y TikTok, este impacto no se tradujo en una presión sostenida. Las redes sociales, aunque amplifican, también fragmentan la atención pública, y el tema compite con otros escándalos y noticias virales.

Cuestionamientos a la fuente: La investigación se basa en la filtración de Germán Gómez García, un excolaborador de Televisa que, según Tejado Dondé, intentó extorsionar a la empresa. Aunque Aristegui defiende la veracidad de los documentos, medios como Código Magenta han señalado inconsistencias en el testimonio de Gómez, lo que ha generado dudas sobre la legitimidad de la filtración. Esto ha permitido a Televisa desviar la atención hacia la fuente en lugar de responder a las acusaciones.

La frustración de Aristegui y el contexto más amplio

La indignación de Aristegui es comprensible: los TelevisaLeaks no solo exponen prácticas antiéticas de una de las empresas más influyentes de México, sino que también subrayan los desafíos estructurales del periodismo en el país. México es el lugar más peligroso de América Latina para ejercer esta profesión, según Reporteros sin Fronteras, y la concentración mediática, junto con el uso discrecional de la publicidad oficial, limita la libertad de prensa. Aristegui misma ha sido víctima de espionaje (Pegasus) y campañas de desprestigio, lo que hace que este caso sea personal y emblemático de su lucha.

Sin embargo, el impacto limitado de los TelevisaLeaks también refleja una paradoja: mientras más se exponen las prácticas de manipulación, más normalizadas parecen. La investigación de Aristegui es un recordatorio de la necesidad de un periodismo independiente, pero también de la dificultad de movilizar a una sociedad agotada por la corrupción y la polarización.

Los TelevisaLeaks son una denuncia valiosa que expone el lado oscuro de uno de los gigantes mediáticos de México, pero su resonancia ha sido opacada por un sistema mediático complaciente, una sociedad desencantada y estrategias de control de daños por parte de Televisa. La frustración de Aristegui es un reflejo de las barreras que enfrenta el periodismo crítico en México, donde la verdad a menudo se diluye en un mar de indiferencia o complicidad. Aunque el escándalo no ha generado el terremoto esperado, su documentación queda como un testimonio de resistencia periodística, esperando que, con el tiempo, inspire cambios en un entorno mediático tan concentrado y comprometido.