Giovanni Sartori en su libro Homo Videns: La sociedad teledirigida (1997) aborda un mensaje de cómo las imágenes visuales y la televisión fortalecieron a futuras personas en idolatría de criminales.
Sartori no aborda directamente la narcocultura, pero sus argumentos sobre el impacto de los medios visuales en la sociedad pueden aplicarse al tema. Un libro que pudiera dar una referencia de lo que está pasando en México y América Latina.
Sartori y Homo Videns
En Homo Videns, Sartori sostiene que la televisión y los medios visuales han transformado al ser humano de un Homo sapiens, guiado por el pensamiento abstracto y la lectura, en un Homo videns, dominado por imágenes que simplifican la realidad y debilitan el razonamiento crítico. Según Sartori, las imágenes priorizan la emoción sobre la reflexión, moldeando percepciones y valores, especialmente en los jóvenes, que son más susceptibles a estos estímulos. Critica cómo los medios crean una “cultura de la superficialidad” que puede manipular opiniones y comportamientos, reduciendo la capacidad de análisis.
Aunque Sartori no menciona la narcocultura, sus ideas son relevantes para analizar cómo los narcocorridos, videos musicales, series y redes sociales (que combinan imagen y sonido) glorifican el narcotráfico y podrían influir en los jóvenes, al presentar una narrativa visual atractiva de poder, riqueza y rebeldía.
Aplicando Homo Videns a la narcocultura
La narcocultura, especialmente a través de narcocorridos y su difusión en plataformas como YouTube o TikTok, encaja con la tesis de Sartori sobre el poder de las imágenes. Los videos de corridos suelen mostrar lujos, armas y figuras carismáticas, creando una estética que apela a emociones como la admiración o el deseo de estatus. Según Sartori, esto podría desplazar valores más reflexivos, como el esfuerzo o la legalidad, especialmente en jóvenes expuestos a contextos de desigualdad donde las alternativas parecen limitadas.
Por ejemplo:
- Emoción sobre razón: Los narcocorridos, con sus ritmos pegajosos e imágenes de camionetas lujosas o fiestas, generan una respuesta emocional inmediata, alineada con la idea de Sartori de que las imágenes “secuestran” la capacidad de pensar críticamente.
- Modelos de conducta: Sartori argumenta que los medios visuales imponen modelos a seguir. En la narcocultura, los narcos son presentados como héroes o “hombres exitosos”, lo que puede influir en jóvenes que buscan identidad o reconocimiento.
- Pérdida de reflexión: La repetición constante de estas imágenes (en videos, memes o redes sociales) podría, según la lógica de Sartori, reducir el espacio para cuestionar si el narcotráfico es una vía deseable, especialmente en entornos donde la educación es escasa.
Estudios sobre la influencia de la narcocultura en jóvenes
Aunque Sartori no estudió la narcocultura, hay investigaciones que respaldan la idea de que los medios visuales, como los que él critica, influyen en los jóvenes respecto a la narcocultura:
- UNAM (2020): Un estudio en Revista Mexicana de Sociología analiza cómo los narcocorridos en YouTube afectan a adolescentes en Sinaloa. Encontró que el 40% de los jóvenes entrevistados (de 14 a 18 años) consideraban los corridos “inspiradores” por mostrar riqueza y poder, aunque solo un 5% expresó interés directo en unirse al crimen organizado. Esto sugiere una influencia en la percepción más que en acciones concretas, resonando con la idea de Sartori de que las imágenes moldean valores.
- CIESAS (2018): El Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social estudió comunidades en Michoacán y encontró que los videos de narcocorridos y series como Narcos refuerzan la admiración por figuras del crimen entre jóvenes de zonas rurales. Los autores notan que las imágenes de lujos y violencia, consumidas sin contexto crítico, crean una “fantasía de éxito” que compite con modelos educativos o laborales.
- Redes sociales y narcocultura (2023): Un artículo en El Colegio de la Frontera Norte examinó TikTok y encontró que los clips cortos con narcocorridos (a menudo con imágenes de narcos o dinero) tienen millones de vistas entre usuarios de 13 a 20 años. El estudio sugiere que la repetición de estas imágenes, como predice Sartori, normaliza la estética narco, haciendo que los jóvenes adopten su lenguaje o moda, aunque no necesariamente su estilo de vida.
- Psicología social (2021): Un estudio en Journal of Latin American Studies señala que los jóvenes en contextos de pobreza expuestos a medios visuales de narcocultura (corridos, series, redes) muestran mayor tolerancia a la violencia como solución a conflictos, un efecto que Sartori podría atribuir a la “desintelectualización” causada por las imágenes.
Estos estudios no prueban que los narcocorridos conviertan a los jóvenes en delincuentes, pero sí indican que la exposición constante a estas imágenes puede alterar percepciones, normalizar la violencia y hacer atractiva la figura del narco, especialmente en entornos de exclusión social.
Conexión con el caso de Texcoco
El incidente de Luis R. Conriquez en Texcoco (11 de abril de 2025) refleja cómo la narcocultura, amplificada por medios visuales, genera expectativas fuertes entre los fans. La agresión por no cantar corridos sugiere que estas canciones no son solo música, sino símbolos de identidad para algunos, un fenómeno que Sartori explicaría como el poder de las imágenes (y sonidos) para crear lealtades emocionales intensas.
La iniciativa de Sheinbaum, México Canta y Encanta, intenta contrarrestar esto promoviendo música sin violencia, lo que podría verse como un esfuerzo por recuperar el espacio cultural que, según Sartori, los medios visuales han “colonizado” con mensajes superficiales.
Reflexión final
Sartori hizo su crítica a la televisión y como su libro Homo videns, es útil para entender cómo los narcocorridos y su estética visual influyen en los jóvenes. Los estudios confirman que, aunque no todos los jóvenes se vuelven narcos, la narcocultura sí moldea sus valores, especialmente en contextos de desigualdad. Esto no significa que los corridos sean la causa directa de la delincuencia, pero sí amplifican narrativas que pueden competir con modelos más constructivos.
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