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Zedillo vs. Sheinbaum: Una polémica que resucitó al expresidente

Lejos de opacarlo, las críticas al expresidente Ernesto Zedillo parecen haberlo revitalizado, otorgándole una relevancia que había perdido en el ojo público. En el “círculo rojo” —ese espacio donde se mueven políticos, analistas y personas interesadas en la política—, las declaraciones de Zedillo sobre la reforma judicial han generado un revuelo que, en lugar de hundirlo, lo ha posicionado nuevamente en el centro del debate.

 

Todo comenzó cuando Zedillo, en un ensayo titulado México: de la democracia a la tiranía, cuestionó la elección de jueces y magistrados, argumentando que el proceso está manipulado. Según él, el gobierno ha seleccionado a la mayoría de los candidatos sin garantizar que cumplan con los requisitos profesionales y éticos necesarios para impartir justicia. Estas declaraciones, inicialmente de alcance limitado y relegadas a ciertos medios, no parecían destinadas a masificarse. Sin embargo, la reacción de la presidenta Claudia Sheinbaum cambió el rumbo de la narrativa.

La reacción de Sheinbaum: Un impulso inesperado

En una de sus conferencias matutinas, Sheinbaum respondió con vehemencia, acusando a Zedillo de presentarse como “paladín de la democracia” mientras carga con un pasado cuestionable. Retomó críticas que ya había esgrimido Andrés Manuel López Obrador, señalando:

  • El rescate bancario conocido como Fobaproa, que marcó su sexenio.
  • La masacre de Aguas Blancas en 1995.
  • Su empleo en una empresa que adquirió los ferrocarriles nacionales privatizados durante su gobierno.
  • Incluso sugirió revisar la pensión que Zedillo recibe del Banco de México.

Sheinbaum no sólo elevó el tema a la agenda nacional, sino que lo mantuvo vivo en conferencias posteriores. La controversia escaló cuando circularon audios que vinculaban a la esposa de Zedillo con presuntos narcotraficantes, añadiendo más leña al fuego.

La defensa de Zedillo: Firme y técnica

Lejos de quedarse callado, Zedillo respondió con argumentos sólidos. Sobre el Fobaproa, explicó que fue una medida revisada por organismos internacionales para evitar el colapso del sistema bancario y de pagos, protegiendo los depósitos de los ahorradores conforme a una ley de 1992. “La crisis se superó, y en los cinco años siguientes la economía creció a una tasa que no se ha repetido desde entonces”, afirmó.

Además, propuso una auditoría internacional para evaluar las obras emblemáticas del gobierno de López Obrador, un movimiento audaz que buscó desviar la atención y cuestionar la transparencia del actual gobierno.

Se refiere a los proyectos como el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas o el Aeropuerto Felipe Ángeles. Zedillo planteó esta auditoría como una forma de garantizar transparencia y rendición de cuentas, desafiando la narrativa del gobierno actual y buscando contrarrestar las acusaciones en su contra.

Un error estratégico de Sheinbaum

Lo que pudo haber sido un comentario pasajero se convirtió en una plataforma para Zedillo. Al responderle directamente, Sheinbaum no solo le dio voz, sino que lo colocó a su mismo nivel en el debate público. Zedillo, quien llevaba años fuera del reflector, recuperó relevancia, y sus críticas a la reforma judicial ganaron eco. La estrategia de desacreditarlo, en lugar de debilitarlo, lo revitalizó, proyectándolo como una figura vigente frente a una presidenta que se enganchó en la polémica.

En resumen, la confrontación entre Sheinbaum y Zedillo ilustra cómo un comentario crítico, al ser amplificado por la reacción oficial, puede transformar a una figura del pasado en un actor relevante del presente. La pregunta ahora es si este episodio fortalecerá la narrativa de Zedillo o si, eventualmente, el gobierno logrará desviar la atención hacia otros temas.