El ambicioso proyecto de Tesla para lanzar su servicio de robotaxis en Austin, Texas, en junio de 2025, liderado por Elon Musk, está generando tanto expectación como escepticismo. A pesar de las promesas de Musk de revolucionar el transporte con vehículos autónomos, recientes informes y opiniones de expertos sugieren que el lanzamiento podría enfrentar serios problemas, lo que ha llevado a algunos a calificarlo como un potencial desastre.
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1. Retrasos en pruebas críticas y tecnología sin madurar
Tesla aún no ha iniciado pruebas de su servicio de robotaxi sin conductores de seguridad, a pocas semanas del lanzamiento previsto. Según fuentes cercanas al proyecto, la compañía no ha alcanzado el nivel de autonomía sin supervisión necesario para operar de manera segura. El sistema de Tesla, basado en su programa “Supervised Full Self-Driving”, registra actualmente unas 500 millas entre desenganches críticos, una cifra insuficiente para un servicio comercial de robotaxis. Esto contrasta con competidores como Waymo, que ya opera servicios sin conductor en varias ciudades de EE. UU..
Además, la tecnología de Tesla depende exclusivamente de cámaras, sin sensores LIDAR, lo que ha sido criticado por expertos como el ex-CEO de Waymo, John Krafcik, quien cuestiona si el Cybercab de Tesla incorpora las características de seguridad necesarias. Musk ha afirmado que su sistema de visión usa conteo directo de fotones para manejar condiciones adversas como niebla o deslumbramiento, pero otros operadores han determinado que las cámaras solas no son suficientes para entornos complejos.
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2. Escrutinio regulatorio
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) ha solicitado a Tesla detalles sobre cómo sus vehículos autónomos manejarán condiciones de baja visibilidad, como niebla, lluvia o deslumbramiento solar, tras incidentes previos con el sistema de conducción autónoma de la compañía. Este escrutinio regulatorio podría retrasar o limitar el lanzamiento, especialmente porque Tesla aún necesita permisos adicionales en California y otros estados para operar un servicio de robotaxi de pago.
3. Promesas incumplidas y expectativas infladas
Elon Musk tiene un historial de promesas ambiciosas que no se cumplen en los plazos anunciados. En 2019, afirmó que Tesla tendría robotaxis operativos en 2020, una meta que no se materializó. Desde entonces, Musk ha reiterado plazos similares para 2021, 2022, 2023, 2024 y ahora 2025, lo que ha generado escepticismo entre analistas e inversores. Su reciente predicción de “millones de robotaxis” en las carreteras para finales de 2026 es vista por algunos como “exageración corporativa”.
Además, un informe reveló que Tesla vendió vehículos arrendados que supuestamente serían usados para su red de robotaxis, contradiciendo las afirmaciones de Musk de 2019 de que estos autos se destinarían a ese propósito. Esto ha generado críticas de clientes y cuestionamientos sobre la estrategia de la compañía.
4. Competencia y desafíos de mercado
Tesla enfrenta una fuerte competencia de Waymo, que ya ofrece más de 250,000 viajes semanales en varias ciudades de EE. UU., y de otros actores como Uber, que planea lanzar robotaxis en Arabia Saudita junto con Pony.AI. Waymo utiliza una combinación de LIDAR, radares y cámaras, lo que le da una ventaja en la detección de entornos complejos. Mientras tanto, Musk ha criticado a Waymo, pero su enfoque de depender solo en cámaras podría limitar la capacidad de Tesla para igualar la fiabilidad de sus competidores.
Además, problemas legales, como la negativa de la Oficina de Patentes y Marcas de EE. UU. a registrar los nombres “Robotaxi” y “Cybercab” por ser demasiado genéricos, añaden complicaciones al proyecto.
5. Impacto financiero y reputacional
Tesla atraviesa un momento financiero complicado, con una caída del 30% en sus acciones este año y una pérdida de cuota de mercado en el sector de vehículos eléctricos. Musk ha apostado gran parte del futuro de la compañía al éxito de los robotaxis, afirmando que podrían generar “miles de millones” en ingresos para 2026. Sin embargo, analistas como Seth Goldstein de Morningstar consideran que el plazo para alcanzar rentabilidad es demasiado optimista, dado que competidores como Waymo han tardado casi una década en perfeccionar su tecnología.
Por otro lado, la implicación de Musk en asuntos políticos y su apoyo a figuras controvertidas han dañado la reputación de Tesla, generando protestas y movimientos de boicot en varios mercados. Esto podría afectar la aceptación pública de su servicio de robotaxis.
Perspectivas y conclusiones
A pesar de los desafíos, Musk mantiene su optimismo, asegurando que el lanzamiento en Austin comenzará con 10-20 Model Y y se expandirá rápidamente. Tesla ha realizado esfuerzos preparatorios, como entrenar a primeros respondedores y desarrollar una versión de prueba de su aplicación de robotaxi. Sin embargo, la falta de pruebas sin conductor, las dudas sobre la tecnología, el escrutinio regulatorio y la fuerte competencia sugieren que el lanzamiento podría no cumplir con las expectativas.
Si Tesla no logra superar estos obstáculos, el proyecto de robotaxi podría convertirse en otro ejemplo de las promesas incumplidas de Musk, afectando aún más la confianza de los inversores y consumidores. Por el contrario, un lanzamiento exitoso podría posicionar a Tesla como un líder en el mercado de la movilidad autónoma. El resultado dependerá de la capacidad de Tesla para abordar las preocupaciones técnicas y regulatorias en un plazo extremadamente ajustado.
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