El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), vigente desde el 1 de julio de 2020, enfrenta una posible renegociación antes de su revisión programada para 2026, impulsada principalmente por las políticas proteccionistas del presidente estadounidense Donald Trump, quien asumió su segundo mandato en 2025. A continuación, detallo la información disponible sobre este proceso y en qué consiste, basada en fuentes recientes:
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Contexto de la renegociación
Origen: La renegociación del T-MEC surge como una evolución del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que estuvo en vigor desde 1994. Durante su campaña presidencial de 2016, Trump prometió revisar o cancelar el TLCAN, considerándolo desventajoso para Estados Unidos. Esto llevó a la creación del T-MEC tras negociaciones entre 2017 y 2018.
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Revisión programada: El T-MEC incluye una cláusula de revisión cada seis años, con la primera programada para julio de 2026. En esta revisión, los tres países evaluarían el funcionamiento del tratado y decidirían si lo extienden hasta 2042 o realizan ajustes. Sin embargo, Trump ha presionado para adelantar esta renegociación, utilizando amenazas de aranceles (25% a productos mexicanos y canadienses) como herramienta de presión.
Motivaciones de Trump: Según reportes, Trump busca endurecer normas, especialmente en el sector automotriz, para evitar que las fábricas se trasladen fuera de Estados Unidos. También ha expresado preocupaciones sobre el comercio con China, acusando a México de permitir la entrada de productos chinos al mercado norteamericano, lo que podría violar el T-MEC.
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Aspectos clave de la renegociación
Aunque no hay un acuerdo formal sobre los puntos exactos de la renegociación, las fuentes indican que los siguientes temas son prioritarios:
Reglas de origen en el sector automotriz:
El T-MEC ya incrementó el requisito de contenido regional para automóviles del 62.5% (TLCAN) al 75%, y exige que el 40% de los componentes sean producidos por trabajadores con salarios de al menos 16 dólares por hora.
Trump busca reglas aún más estrictas para desincentivar la producción fuera de Estados Unidos y limitar la incorporación de autopartes chinas en vehículos fabricados en México.
Comercio con China:
Existe preocupación en Estados Unidos y Canadá sobre la triangulación de productos chinos a través de México, lo que violaría las reglas de origen del T-MEC. Canadá ha acusado a México de no controlar adecuadamente este comercio, y Trump ha utilizado este argumento para justificar aranceles y presionar por cambios en el tratado.
México enfrenta el desafío de demostrar que su comercio con China se limita al mercado interno y no afecta el mercado norteamericano.
Reformas mexicanas y disputas comerciales:
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Reformas en México, como la judicial y energética, han generado preocupación en Estados Unidos y Canadá. Por ejemplo, políticas que favorecen a empresas estatales como Pemex y la CFE podrían violar disposiciones del T-MEC sobre trato igualitario a inversionistas privados.
También hay controversias sobre el maíz transgénico y regulaciones en telecomunicaciones que podrían incumplir compromisos de libre competencia.
Aranceles y medidas proteccionistas:
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En febrero de 2025, Trump impuso aranceles del 25% a importaciones de México y Canadá, citando amenazas de seguridad relacionadas con migración y drogas. Aunque estos aranceles fueron pausados temporalmente y exentos para productos cumpliendo con el T-MEC hasta abril de 2025, su reimposición sigue siendo una amenaza.
Estos aranceles han generado incertidumbre y críticas, ya que violan el espíritu del T-MEC, que promueve el comercio libre de barreras.
Migración como factor de presión:
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Trump podría vincular la renegociación del T-MEC con demandas de mayor control migratorio por parte de México, usando el tratado como palanca en negociaciones bilaterales.
Posibles resultados y desafíos
Escenario de renegociación anticipada: Una renegociación antes de 2026 podría buscar ajustar cláusulas sensibles, como las reglas de origen o las políticas energéticas, para reducir la incertidumbre generada por las amenazas de aranceles. México podría aprovechar esta oportunidad para fortalecer el nearshoring y los mecanismos de resolución de disputas.
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Riesgo de disolución: Aunque el T-MEC tiene una vigencia hasta 2036, cualquier país puede retirarse con seis meses de aviso. Sin embargo, expertos consideran improbable que se disuelva debido a los fuertes incentivos económicos para los tres países, especialmente para México, que depende en un 80% de las exportaciones a Estados Unidos.
Impacto económico: Estudios del Fondo Monetario Internacional sugieren que el T-MEC tiene un efecto económico modesto, pero su estabilidad es crucial para sectores como el automotriz, manufacturero y agropecuario. Una renegociación complicada o la imposición de aranceles podrían aumentar costos y reducir la competitividad regional.
Posición de los países
México: El gobierno de Claudia Sheinbaum busca mantener la unidad con el sector empresarial y reforzar el cumplimiento del T-MEC para evitar sanciones. También se prepara para diversificar mercados y negociar estratégicamente con Estados Unidos y Canadá.
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Canadá: Aunque inicialmente reacio a una renegociación amplia, Canadá podría alinearse con Estados Unidos para proteger sectores como la minería y los lácteos. Sin embargo, ha enfatizado que 2026 será una revisión, no una reformulación completa.
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Estados Unidos: Bajo Trump, Estados Unidos adopta una postura agresiva, priorizando el proteccionismo y la reducción del déficit comercial. Sin embargo, las empresas estadounidenses, dependientes de la integración con México y Canadá, podrían presionar para mantener el tratado.
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La renegociación del T-MEC, impulsada por Trump, se centra en endurecer reglas de origen, limitar la influencia china, resolver disputas comerciales y posiblemente vincular temas migratorios. Aunque la revisión de 2026 es el marco oficial, la presión de aranceles y el clima político podrían adelantar las negociaciones. México enfrenta el desafío de cumplir con los compromisos del tratado, defender sus intereses y mantener la estabilidad económica en un contexto de incertidumbre. Los incentivos económicos para preservar el T-MEC son fuertes, pero su éxito dependerá de la cooperación trilateral y la capacidad de México para negociar estratégicamente.
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